
El trauma psicológico es una experiencia abrumadora que puede dejar una marca indeleble en la vida de las personas. Desde eventos traumáticos únicos hasta situaciones de estrés crónico, el trauma puede alterar profundamente la manera en que percibimos el mundo, interactuamos con los demás y nos relacionamos con nosotros mismos. Sus efectos pueden manifestarse en una amplia gama de síntomas, que van desde ansiedad y depresión hasta trastorno de estrés postraumático (TEPT) y disociación.
En este contexto, la teoría polivagal, desarrollada por el Dr. Stephen Porges, ofrece una perspectiva única y esclarecedora sobre cómo el trauma impacta el sistema nervioso humano. Esta teoría revolucionaria sugiere que nuestro sistema nervioso autónomo, lejos de ser una simple respuesta de «lucha o huida», es en realidad un sistema complejo y adaptable que se adapta a diferentes situaciones de estrés y seguridad.
¿Qué es la Teoría Polivagal?:
La teoría polivagal se basa en la premisa de que nuestro sistema nervioso autónomo está compuesto por tres sistemas distintos, cada uno con su propia función adaptativa: el sistema nervioso ventral, el sistema nervioso simpático y el sistema nervioso dorsal. El nervio vago, una de las principales estructuras nerviosas en esta teoría, desempeña un papel central en la regulación de nuestras respuestas al estrés y la seguridad.
«La respuesta de congelamiento, también conocida como inmovilización, es otra estrategia adaptativa para enfrentar el peligro extremo»
El sistema nervioso ventral, también conocido como el «sistema de conexión», está asociado con estados de calma, seguridad y conexión social. Cuando nos sentimos seguros y protegidos, este sistema nos permite interactuar con los demás de manera abierta y afectuosa.
Por otro lado, el sistema nervioso simpático se activa en situaciones de peligro percibido, desencadenando la clásica respuesta de «lucha o huida». Este sistema prepara al cuerpo para enfrentar la amenaza o escapar de ella, aumentando la frecuencia cardíaca, dilatando las pupilas y liberando hormonas del estrés como el cortisol y la adrenalina.
Finalmente, el sistema nervioso dorsal, también conocido como el «sistema de inmovilización», se activa en situaciones de extrema amenaza o impotencia. En estas circunstancias, el cuerpo puede entrar en un estado de congelamiento o disociación, desconectándose del entorno como un mecanismo de supervivencia.
La teoría polivagal sugiere que nuestras respuestas al estrés no son simplemente binarias, sino que se encuentran en un continuo que varía según el contexto y la percepción de seguridad. Esta comprensión más completa del sistema nervioso autónomo nos brinda nuevas herramientas para entender cómo el trauma afecta nuestra fisiología y nuestro comportamiento, así como también informa enfoques terapéuticos más efectivos para la
Respuesta al Trauma según la Teoría Polivagal:
La teoría polivagal proporciona una lente a través de la cual podemos comprender las diversas respuestas del organismo al trauma. Desde la clásica reacción de lucha/huida hasta la menos conocida respuesta de congelamiento, esta teoría nos permite explorar cómo el sistema nervioso autónomo regula nuestras respuestas fisiológicas y comportamentales en situaciones de estrés extremo.
Polivagal y la Reacción de Lucha/Huida:
Cuando nos enfrentamos a una situación de peligro percibido, el sistema nervioso simpático se activa, preparando al cuerpo para luchar o huir. Esta respuesta involucra un aumento en la frecuencia cardíaca, la dilatación de las pupilas y la liberación de hormonas del estrés como el cortisol y la adrenalina. Además, el nervio vago dorsal, parte del sistema nervioso parasimpático, también desempeña un papel crucial en esta respuesta al estimular la liberación de cortisol y facilitar la acción muscular.
Sin embargo, en casos de trauma crónico o repetido, esta respuesta de lucha/huida puede volverse disfuncional. El sistema nervioso simpático puede permanecer constantemente activado, llevando a un estado de hipervigilancia crónica y agotamiento físico y emocional. Esta sobreactivación puede dificultar la regulación emocional y la toma de decisiones, contribuyendo a la persistencia del trauma.
Polivagal y la Respuesta de Congelamiento:
La respuesta de congelamiento, también conocida como inmovilización, es otra estrategia adaptativa para enfrentar el peligro extremo. En esta respuesta, el sistema nervioso dorsal se activa, induciendo un estado de inmovilidad y desconexión del entorno. El nervio vago ventral, parte del sistema nervioso parasimpático, está involucrado en esta respuesta al reducir la actividad metabólica y promover la conservación de energía.
El trauma puede afectar la respuesta de congelamiento de diversas formas. Por un lado, puede provocar una sobreactivación de esta respuesta, llevando a una parálisis física y emocional que dificulta la recuperación. Por otro lado, el trauma también puede inhibir esta respuesta, haciendo que la persona se sienta desconectada de sus propias emociones y experiencias.
Aplicaciones Clínicas:
La comprensión de la teoría polivagal tiene importantes implicaciones para la intervención terapéutica en casos de trauma psicológico. Los enfoques centrados en la regulación del sistema nervioso, como la terapia de regulación emocional, pueden ayudar a restaurar el equilibrio entre los diferentes sistemas nerviosos y promover la recuperación. Además, las técnicas de mindfulness y las terapias somáticas pueden ser efectivas para ayudar a las personas a reconectar con su cuerpo y regular sus respuestas al estrés.
Conclusiones:
En resumen, la teoría polivagal ofrece una perspectiva integral para comprender y abordar el trauma psicológico. Al reconocer la complejidad de nuestras respuestas fisiológicas y emocionales al estrés, podemos desarrollar enfoques terapéuticos más efectivos que consideren tanto los aspectos psicológicos como fisiológicos del trauma. Esto subraya la importancia de adoptar enfoques holísticos que aborden las necesidades del cuerpo, la mente y el espíritu en el proceso de curación del trauma.